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Lo que (no) fue  

fang070 53M
340 posts
4/16/2019 7:06 pm
Lo que (no) fue


--- Lo que (no) fue ---

Cómo en la vida real, es difícil predecir de antemano dónde y cuándo te vas a encontrar con alguien con quien congenies. Casi podría decir que es incluso más difícil e impredecible en estos mundos virtuales orientados a las relaciones esporádicas, entre extraños, dónde una declaración de intenciones en un perfil y unas fotos, las más de las veces alejadas de la realidad por antiguas o simplemente por no ser el retratado quien está detrás del perfil, deben servir de guía para descubrir intereses y afinidades mutuas. A pesar de ello siempre he puesto mi empeño en hacer caso de esa guía y procuro contactar sólo con mujeres con quienes a priori pueda existir un interés común. Lo primero por no molestar y después para no desperdiciar el tiempo propio y ajeno.

No siempre hay mucha información disponible, o una foto, y tan solo el nombre con que nos bautizamos virtualmente y unas breves palabras las que, quizás por intuición o por la calentura del momento, despiertan nuestro interés en alguien. Y precisamente eso fue lo que pasó con ella. Sin foto, un perfil sin rellenar, tan sólo la describía y ubicaba su nombre, y sus ganas de aventura en un brevísimo estado. Pero había algo que me atraía. La escribí sin fortuna, un par de veces, y al siguiente intento me contesto e iniciamos una charla. Le conté que me había atraído el misterio de su perfil, y nos comentamos brevemente nuestras razones o intereses para estar por aquí. Compartíamos la condición de emparejados, aunque me dijo preferir a los solteros por la libertad, de pronto sentí que faltaba nada para que me cerrara la conversación, pero a mi pregunta me confesó que era sólo una preferencia. Le pregunté por otras preferencias que tuviera, y me dijo que buscaba alguien atrevido. ¿Atrevido? Por un momento me vi como Hércules, no con su porte, sino superando pruebas imposibles y con el la meta siempre lejana. Los deportes de riesgo nunca han sido lo mío, que soy más de entornos confortables, y bromeé sobre ello intentado esquivar la prueba. "No hay que ponerse límites", me dijo.
- A mi me seduce más una habitación con una cama confortable que ser devorado por las hormigas en una pradera. - le dije - Eso sí, si te tuviera delante, disfrutaría y te haría disfrutar de cada cm de tu cuerpo
- Tu crees - me contesto desafiante
- Eso creo - le dije, ahora sí ungido por el espíritu del Hércules victorioso - ¿Quieres probarlo?

De pronto, su actitud inicialmente defensiva se torno en tentación. Comenzó a preguntar por la posibilidad real de encontrarnos. Intercambiarnos ubicación, horarios tentativos, e incluso la posibilidad de quedar en su casa.

- ¿Qué te apetece que pase cuando entré en tu casa? - le pregunte
- qué harías tu - me contestó haciéndose la gallega
- Lo primero te miraría, de arriba a abajo. Te daría dos besos. Aprovecharía y tocaría tu piel, te sentiría. Si se rozan nuestros labios, te besaría. Dejaría que mis manos conocieran tu cuerpo. Tu cintura, tus caderas, tus nalgas, como exploradores dibujando un mapa. Sintiendo tus pechos rozando contra mi pecho. - mi mente volaba pensando en el momento.
- ¿Cómo irías vestida? Formal, un vestido, un pantalón. ¿Ropa cómoda de casa?
- Te serviría una copa al llegar.... - me dijo cediendo el turno de nuevo
- Me pego a tu espalda mientras sirves la bebida, me pego a tu culo, y mis manos acarician tu cuerpo, sienten tus pechos que comienzan a erizarse. Paso una mano pasa bajo el escote y acaricio la piel de tus pechos. Busco tus pezoncitos que se endurecen al rozarlos, y mi otra mano te abraza por el vientre. ¿No sigues sirviendo la copa?... - le cedí el turno siguiendo su juego de puntos suspensivo
No dijo nada, pero me contesto con una foto en lencería, que me excitó sobremanera en ese momento y me dejo mudo.
- Ya imagino la sensación al meter la mano bajo el vestido y sentir las medias y el liguero
- Te pareceré una loca - me dijo - soy una mujer casada
- Me pareces una mujer maravillosa, que se gusta, que se quiere, y que quiere disfrutar. Hermosa y sensual. Si es eso es ser libertina y loca, me lo parece y me gusta.
- ¿Puedes ahora mismo? - Me contesto de improviso

Nada me pudo doler más en ese momento, pues mi deseo era salir corriendo a verla pero esa tarde mi condición me tenía retenido sin escapatoria.
- ¿Mañana? Ahora me es imposible, por mucho que lo desee. Y ya lo habrás notado por mis palabras. Contesté.
- Hablamos mañana a las 12 en punto me dijo
Antes de que dieran las 12, hice una pausa en el trabajo y busqué un refugio donde poder hablar. La espera se hizo eterna hasta que vi su nombre encenderse en el chat.
- Ya creí que no vendrías - le dije
- Después de todo lo que me dijiste ayer, no podía faltar - dijo devolviéndome un guiño - ¿Quedamos a las cuatro?
- Me han puesto una reunión sorpresa, pero podría llegar un poco más tarde
- Avísame cuando termines y te doy mi dirección - Me dijo, y acto seguido me dejó una dirección de correo
La consteté rápidamente por el correo, y nos intercambiamos varios mensajes como si de un chat se tratara, antes de volver a la labor profesional, que se hizo larga y eterna, aunque llevadera por lo que nos esperaba al finalizar el día. Por esa mala costumbre que tenemos, la reunión se alargó más de lo previsto, y ya estaba yo desesperado imaginándola a la espera de mi mensaje que no llegaba nunca. Recogí rápidamente mis bártulos y camino del coche le escribí confirmando que había terminado y ponía rumbo a la zona donde vivía. A la zona, porque el detalle exacto quedaba pendiente de su respuesta.
Conduje tan rápido como el tráfico me lo permitía y llegué a su barrio sin que hubiera llegado ninguna contestación. Busqué un lugar donde aparcar, y le envié un nuevo correo confirmando mi llegada, aunque más tarde de lo previsto. Tampoco llegaba respuesta y me recliné en el asiento con los ojos cerrados, a la espera de su respuesta. El teléfono se agitó y me confirmó los detalles finales. Me acerqué caminando hasta el portal indicado, me abrió la puerta del portal sin contestar y subí hasta la quinta planta notando un cosquilleo nervioso en mi estomago. Abrió la puerta de su casa, algo en penumbra, por fin nos veíamos. Me tomo de la mano, me invitó a pasar y me hasta el salón por un largo pasillo, y mientras yo contemplaba su silueta y su cuerpo cimbrearse bajo un vestido sedoso.
- ¿Quieres tomar algo? - Me pregunto volviéndose hacia mí
- Un beso - Contesté, mientras tiraba de mi mano hacia mí sin soltar la suya, y ella se acercaba a mi.
La bese en una mejilla, busqué la otra, pero en el camino nuestros labios se rozaron y luego se buscaron como imanes. Nuestros cuerpos se acercaron más, y sentí sus pechos turgentes rozando mi pecho, y llenándome de calor y calentura. Nuestras bocas se buscaban, se gustaban, nuestras lenguas se retorcían y entrelazaban. Hacía mucho que no sentía un beso como aquel, y todo mi cuerpo se estremecía. Mis manos se abrazaron a su cuerpo, buscando sus rincones sobre el sedoso vestido, y bajo él. Mi mano izquierda acariciaba su pierna, sentía sus medías, y siguió subiendo bajo el vestido, sintiendo a hora la piel de sus muslos, sus nalgas apenas cubiertas, hasta descubrir el liguero que me había compartido en la foto.
Aprovechó mi sorpresa, para separarse un momento y rápidamente quitarse el vestido.
- ¿Me acompañas? - dijo, sugiriendo que siguiera sus pasos
Mientras yo me quitaba el traje, ella se volvió al mueble donde tenía las bebidas para servirnos a los dos. Yo no podía apartar la mirada de su cuerpo, y ella de vez en cuando me miraba de reojo. Me acerqué hacia ella, y puse mis manos en culo, apretando, amasando las nalgas con emoción y pasión, antes de apoyar mi cuerpo contra su espalda y que sintiera mi erección pegada a su culo. Dio un pequeño respiro respingo y un leve gemido, continuando con las botellas, mientras mi nariz se impregnaba del perfume que fluía desde detrás de sus orejas y mis labios probaban el dulzor de la piel de su cuello. Mis manos siguieron caminos dispares, una se abrazaba a su vientre y sus caderas. Buscaban el interior de sus muslos allí donde terminaban las medias, y sentían el calor de un pubis palpitante que humedecía sus braguitas. La otra se sumergía bajo el sujetador, sintiendo el peso de los pechos, amasándolos con deseo, y acariciando los pezoncitos endurecidos y excitados.
No nos tomamos ninguna copa, pero nuestras bocas y nuestros cuerpos quedaron saciados el uno del otro aquella noche. Ella me ofreció su néctar, y mi boca se entregó para saciarse y para saciarla de placer. Mis manos conocieron cada línea de su cuerpo, las dibujaron y exploraron, las acariciaron, las exprimieron, las apretaron, sintiendo a su paso la piel erizada de excitación, y su cuerpo se lleno de mí.
Cabalgamos como jinetes en un viaje sin fin, el uno sobre el otro, hasta encontrar el fin de un orgasmo que sucedía a otro, sólo para comenzar una nueva exploración para colonizar nuestros cuerpos.

Me desperté de pronto. Ya era noche cerrada.
Ningún mensaje en el móvil. Me estiré y acomodé como pude en el coche. Envié otro correo y tras unos minutos esperando sin respuesta pusé rumbo a casa. Conduje pausadamente, preguntándome que habría pasado y llenando mi mente con lo que no fue. Y sigo mirando el buzón.

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Ultima publicacion: (16/FEB ) Ser agua
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fang070 53M
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4/16/2019 7:07 pm

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